Bordeaban las 6:30pm del miércoles 15 de agosto de 2007, en la ciudad de Lima todo transcurría de manera regular. Mientras tanto en el litoral de Perú se sentía el látigo de las olas contra las rocas; esto marcaba el inicio de una de las catástrofes naturales más grandes de la década, la misma que marcaría la historia de todos los peruanos.
Juan Carlos Santa María Del Valle, se encontraba realizando un trabajo en la computadora junto a un amigo, en su departamento ubicado en el 4° piso de un edificio de Magdalena.
6:45pm, las placas tectónicas de Nazca chocan y la tierra del sur peruano comienza a temblar; el epicentro, Pisco en el Departamento de Ica, mientras tanto en la ciudad Lima, Juan Carlos Santa María se alerta junto a su compañero al ver el fuerte movimiento que realiza la mesa, copas y todo el mobiliario del departamento, bajando rápidamente por las escaleras del edificio donde se encontraban, para salvaguardar sus vidas.
Al llegar a las afueras del lugar, vieron como los vecinos salían de sus casas, la gente corría, gritaba, lloraba y se escandalizaba al ver que después de más de 45 segundos el movimiento se intensificaba. La tensión incrementó, al ver la ráfaga de luz que salió del mar, y alumbro toda la ciudad de Lima.
Los edificios más altos de la ciudad, y los postes de alumbrado público y alta tensión parecían ya no tener rigidez al ver su constante movimiento. Los autos no paraban de hacer ruido por sus alarmas, y el pensamiento de Santa María, junto al resto de personas era “la llegada del fin del mundo” y que la tierra se abriría por tan fuerte siniestro.
Juan Carlos corrió a gran velocidad al parque ubicado frente al edificio donde vive, allí se encontraba la mayoría de personas de alrededor, refugiados para evitar ser golpeados o aplastados por la caída de algún poste o las viviendas del lugar. Después de un largo tiempo, antes de terminar el siniestro, que marcó la vida de los peruanos, Santa María y su acompañante, vieron como la gente corría despavorida para regresar a sus hogares y saber la situación de sus seres queridos. Ellos, para evitar ser aplastados por el tumulto, se prendieron de la falda de un árbol, viendo al tiempo como Lima se quedó a oscuras por el gran apagón que ocasionó la caída de varias estaciones centrales de energía eléctrica de la ciudad.
Al finalizar el movimiento telúrico, solo se escuchaba los gritos de desesperadamente de la gente, y se veía los restos que había dejado tan catastrófico suceso.
Juan Carlos Santa María Del Valle, se encontraba realizando un trabajo en la computadora junto a un amigo, en su departamento ubicado en el 4° piso de un edificio de Magdalena.
6:45pm, las placas tectónicas de Nazca chocan y la tierra del sur peruano comienza a temblar; el epicentro, Pisco en el Departamento de Ica, mientras tanto en la ciudad Lima, Juan Carlos Santa María se alerta junto a su compañero al ver el fuerte movimiento que realiza la mesa, copas y todo el mobiliario del departamento, bajando rápidamente por las escaleras del edificio donde se encontraban, para salvaguardar sus vidas.
Al llegar a las afueras del lugar, vieron como los vecinos salían de sus casas, la gente corría, gritaba, lloraba y se escandalizaba al ver que después de más de 45 segundos el movimiento se intensificaba. La tensión incrementó, al ver la ráfaga de luz que salió del mar, y alumbro toda la ciudad de Lima.
Los edificios más altos de la ciudad, y los postes de alumbrado público y alta tensión parecían ya no tener rigidez al ver su constante movimiento. Los autos no paraban de hacer ruido por sus alarmas, y el pensamiento de Santa María, junto al resto de personas era “la llegada del fin del mundo” y que la tierra se abriría por tan fuerte siniestro.
Juan Carlos corrió a gran velocidad al parque ubicado frente al edificio donde vive, allí se encontraba la mayoría de personas de alrededor, refugiados para evitar ser golpeados o aplastados por la caída de algún poste o las viviendas del lugar. Después de un largo tiempo, antes de terminar el siniestro, que marcó la vida de los peruanos, Santa María y su acompañante, vieron como la gente corría despavorida para regresar a sus hogares y saber la situación de sus seres queridos. Ellos, para evitar ser aplastados por el tumulto, se prendieron de la falda de un árbol, viendo al tiempo como Lima se quedó a oscuras por el gran apagón que ocasionó la caída de varias estaciones centrales de energía eléctrica de la ciudad.
Al finalizar el movimiento telúrico, solo se escuchaba los gritos de desesperadamente de la gente, y se veía los restos que había dejado tan catastrófico suceso.
jajaja si ese terremoto fue la muerte,me acuerdo que cuando vi la turba de gente corriendo hacia nosotros lo unico que hice fue ponerme bajo un arbol jajaja, otra cosa mi kerida shirley, santamaria es juntooo!!! jajajaja, ya tenemos 3 ciclos juntos y no sabes como se escribe mi apellido que mal,que mal!!!
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